Pablo Damián Gallego es argentino y fanático del mate, durante años su cabeza buscaba la manera de que la infusión no se enfriase aunque entre una cebada y otra pasara un rato largo. Todo buen cebador sabe que si se prolonga el tiempo de espera entre un mate y otro, la yerba se enfría y por consiguiente «se lava», lo que implica tener que cambiarla, o como normalmente se dice…, «arreglar el mate».
Bien, parece que Pablo se la ingenió para mantener la yerba a una temperatura ideal y de esa manera el «choque térmico» no daña el momento y hace que la yerba dure más. Los yerbateros…, chochos.