El jueves no fue un día más. Uno de los clubes más importantes de la zona daba el último paso para quedarse con una copa que como tantas, le fue esquiva. Pero de todas formas, la entrega de sus jugadores, las muestras de respeto hacia los rivales luego del encuentro, el acompañamiento de su gente hasta Mendoza y la entereza con la que dejaron la cancha luego del partido, reafirmaron la dignidad de uno de los equipos que a diario despierta sensaciones, euforias y pasión.
En las últimas horas algunos manifestaban «No es fácil ser hincha del Lobo», sin embargo una de las características de dicho club, es el compromiso y el orgullo con que sus seguidores ostentan sus colores.
Los que son simpatizantes y los que no, reconocen la hidalguía de un equipo que dio muestras de solidez de grupo y de capacidad para manejar por momentos el partido. Es verdad que de haber sido el resultado, beneficioso para Gimnasia, hoy las calles de la región se verían distintas, la ansiedad contenida habría encontrado un desahogo…, pero también es cierto que su gente entiende que tanto cuerpo técnico como jugadores no deben más que sentirse tranquilos por su actitud y su juego.
Por estos días el azul y blanco será más notorio aún que en otros momentos, porque así es la forma que el Hincha Tripero tiene de manifestar aún su dolor por lo no conseguido. Porque quizás esa sea su esencia, la de la lucha, el sacrificio y la entrega, más allá de los resultados.
Hinchas del Lobo, sépanse reconocidos y acompañados, por todos los que amamos el arte divino de jugar a la pelota y la Fiesta del Futbol, esa que lejos de los negocios y mezquindades de algunos, no nos permitiremos perder.